19 de enero de 2010

6. Incunable:

"Luego me puse a encender cerillas. Lo hago muchas veces cuando estoy de cierto humor. Las dejo arder hasta que ya no puedo sostenerlas y entonces las dejo caer en el cenicero"

-El guardián entre el centeno- (J. D. Salinger)




-Incunable-

De ojos tan incomprensibles
se escuchan los primeros arpegios de un neófito.
Evitas ese respeto abrumador
del que inevitablemente se impregnan
los colores del pasado.

Una historia épica, novelada…
arrebato emocional de un millón de instantes
que podrían pertenecerte, pero no son tuyos.
Pentagramas legibles en la retina.
Un incunable. Y lo habías olvidado.

Sonríes atrevido, heroico, sin medir las consecuencias.
El espectro electromagnético es abismal,
un exceso reconfortante que adormece la razón.
Tu pulso consciente, rendido al color de su música.
Obligado, comulgas con el acto de fe.

Es urgente perderse en ellos, y seguir leyendo
sin importar las consecuencias.



2 comentarios:

  1. Cuando era pequeña y quería ser guay me fumaba las cerillas.Ya te explicaré cómo.

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  2. vaya temazo...
    cambias de posición cual pajaro
    en alerta.

    Un abrazo Piter.

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